Arcade Fire regresó a México y lo hizo con todo: un show íntimo, poderoso y profundamente simbólico en el Teatro Metropólitan, donde presentó por primera vez su nuevo disco, Pink Elephant.
En una velada teñida de luces neón, humo rosa y flores por doquier, los canadienses ofrecieron algo más que un concierto; entregaron el nacimiento de una nueva era artística.
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Arcade Fire ofreció un concierto intimo y poderoso en el Teatro Metropólitan
La banda no solo cumplió su promesa hecha en el Corona Capital 2023 de volver, sino que eligió nuestro país para arrancar su gira mundial.
Desde la antesala del venue, el ambiente ya contagiaba la estética del nuevo disco: catrinas modernas, velas, merch inusual e incluso el propio Win Butler paseando entre los fans antes del show.
La primera parte del concierto fue un viaje por Pink Elephant, con siete canciones inéditas que ofrecieron una experiencia inmersiva, donde las emociones fluctuaban entre la euforia bailable y la introspección serena.
Aunque la banda se mostró contenida al inicio, el álbum —con su energía cruda y sincera— conectó de inmediato.
Tras un breve intermedio, llegó la parte nostálgica: “Afterlife”, “Creature Comfort”, “My Body Is A Cage” (con Win recorriendo el teatro), y joyas de The Suburbs como “Ready to Start”. El clímax fue “Wake Up”, un clásico que unió a todos en un coro catártico.
El concierto duró menos de dos horas, dejando a algunos con ganas de más. Pero lo que entregaron fue invaluable: una transición emocional y artística que celebra el cambio.
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